La inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C es un trastorno inmunitario genético poco frecuente que comienza en la infancia. Los bebés con esta afección presentan infecciones graves y frecuentes y un crecimiento deficiente. Sin tratamiento, es una enfermedad crónica y puede poner en peligro la vida en etapas tempranas. Muchos niños evolucionan bien tras un trasplante de células madre, y la terapia de reemplazo enzimático o la terapia génica pueden ser opciones en algunos centros. No todos tendrán la misma evolución, y un diagnóstico y tratamiento precoces mejoran los resultados.

Resumen breve

Síntomas

Los signos precoces de la inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de dclre1c incluyen infecciones frecuentes y graves, crecimiento deficiente y diarrea persistente en la lactancia. También pueden aparecer candidiasis oral, neumonías recurrentes y mala respuesta a las vacunas; los médicos suelen observar ausencia de amígdalas y ganglios linfáticos.

Perspectivas y Pronóstico

Muchas personas que viven con inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C pueden evolucionar bien a largo plazo si reciben un diagnóstico precoz y tratamiento inmediato. El trasplante de células madre, la prevención de infecciones y una monitorización estrecha mejoran mucho la supervivencia. Los resultados varían según el momento del tratamiento, la compatibilidad del donante y las complicaciones.

Causas y factores de riesgo

La inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C se debe a cambios dañinos en el gen DCLRE1C, generalmente heredados con un patrón autosómico recesivo. El riesgo aumenta si los padres son portadores, con antecedentes familiares o consanguinidad. Inicio prenatal; los factores ambientales influyen en las infecciones, no en la causa.

Influencias genéticas

La genética es clave en la inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C. Las variantes en el gen DCLRE1C alteran el desarrollo de las células inmunitarias y causan un riesgo elevado de infecciones graves. Se hereda con un patrón autosómico recesivo, por lo que si ambos padres son portadores, existe un riesgo de recurrencia del 25% en cada embarazo.

Diagnóstico

Los médicos lo sospechan en lactantes con infecciones graves recurrentes, linfocitos ausentes o una detección neonatal anormal. El diagnóstico de la inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de dclre1c se basa en pruebas inmunológicas y pruebas genéticas que confirman variantes en DCLRE1C. Las pruebas de imagen pueden evaluar las complicaciones.

Tratamiento y medicamentos

El tratamiento de la inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C se centra en restaurar la función inmunitaria y prevenir las infecciones. Los médicos suelen usar el trasplante de progenitores hematopoyéticos; algunos centros ofrecen terapia génica en programas clínicos. La atención de apoyo incluye profilaxis de infecciones, reemplazo de inmunoglobulinas y una planificación cuidadosa de la vacunación.

Síntomas

Las infecciones frecuentes o graves, el escaso aumento de peso y la candidiasis bucal persistente o la diarrea pueden ser signos precoces de la inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de dclre1c. Al principio, esto puede parecer resfriados que duran semanas, infecciones de pecho o erupciones que no se resuelven con facilidad. Como el sistema inmunitario es muy débil desde el nacimiento, los gérmenes habituales o algunas vacunas pueden causar una enfermedad más intensa de lo esperado. Las manifestaciones varían de un niño a otro, y los médicos pueden detectar pistas en la exploración y en los análisis de sangre.

  • Infecciones frecuentes: Las infecciones de oído, pecho o senos paranasales aparecen pronto y cuestan más resolver. Los gérmenes que suelen causar resfriados leves pueden provocar enfermedad grave en los bebés con esta afección. Las infecciones suelen regresar poco después de terminar los antibióticos.

  • Infecciones pulmonares graves: Tos persistente o dificultad para respirar por neumonía o VRS es frecuente. Puede necesitarse atención hospitalaria porque las defensas frente a virus y bacterias son muy bajas. A veces se requiere oxígeno o medicación intravenosa.

  • Escaso aumento de peso: El crecimiento lento y la dificultad para ganar peso pueden persistir pese a la alimentación regular. Las infecciones continuas y la diarrea pueden dificultar la ingesta y la absorción de calorías. Esto puede hacer que los bebés se vean delgados o con menos energía entre episodios de enfermedad.

  • Diarrea crónica: Heces sueltas o acuosas que duran semanas pueden causar deshidratación. Es posible que los nutrientes no se absorban bien, lo que contribuye a la pérdida de peso. Las heces pueden empeorar durante o después de las infecciones.

  • Candidiasis persistente: Las placas blancas en la boca o las dermatitis por levaduras en el área del pañal reaparecen. Los tratamientos pueden ayudar de forma breve, pero la levadura regresa al suspender la medicación. Esto indica que el sistema inmunitario necesita más apoyo.

  • Fiebre y cansancio: Fiebres de 38.0°C (100.4°F) o más aparecen con frecuencia y pueden durar más de lo esperado. Los bebés pueden parecer inusualmente cansados o irritables durante y entre las infecciones.

  • Reacciones a vacunas: Las vacunas vivas, como la de rotavirus, pueden causar diarrea o fiebre prolongadas. Los clínicos llaman a esto infección asociada a la vacuna, lo que significa que el germen atenuado de la vacuna puede causar enfermedad cuando la inmunidad es muy baja. Si se administra antes de reconocer la afección, los médicos supervisan de cerca.

  • Erupciones en la piel: Pueden aparecer erupciones rojas, secas o extensas y persistir. Algunas erupciones se deben a infecciones o a reacciones a medicamentos. En raras ocasiones, una erupción extensa con descamación puede reflejar células inmunitarias del donante del embarazo que afectan al bebé.

  • Ganglios linfáticos pequeños: Las amígdalas y los ganglios linfáticos pueden ser diminutos o difíciles de palpar. El médico puede notar poco tejido linfoide durante la exploración porque el organismo no puede producir suficientes células T. Esta es una pista que apunta a la inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de dclre1c.

  • Infecciones inusuales: Pueden aparecer enfermedades por gérmenes que rara vez enferman a los lactantes sanos, y pueden ser graves. A menudo requieren atención hospitalaria y antibióticos especiales. Este patrón es compatible con la inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de dclre1c, aunque también puede aparecer en otras afecciones.

  • Sensibilidad a la radiación: Las personas con esta afección pueden ser inusualmente sensibles a la radiación y a algunos fármacos de quimioterapia. Los equipos médicos pueden evitar ciertas pruebas de imagen o ajustar tratamientos para prevenir daños en los tejidos. Esta manifestación ayuda a orientar planes de atención seguros.

Cómo las personas suelen darse cuenta por primera vez

Las familias suelen notar infecciones frecuentes y graves en las primeras semanas o meses de vida: cosas como muguet persistente, diarrea crónica, neumonía o infecciones que no mejoran con los tratamientos habituales. La detección neonatal en muchas regiones puede señalar cifras bajas de linfocitos T, de modo que a veces se identifican los primeros signos de inmunodeficiencia combinada grave (SCID) por deficiencia de DCLRE1C antes de que empiecen los síntomas, lo que lleva a una derivación urgente a un especialista en inmunología. Los médicos también pueden detectarla tras reacciones inusualmente graves a vacunas vivas (como la de rotavirus) o una escasa ganancia de peso; en conjunto, estos hallazgos despiertan la sospecha de “primeros signos de SCID” y explican cómo se identifica por primera vez la SCID por deficiencia de DCLRE1C.

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Tipos de Inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C

La inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C es una enfermedad genética con algunas variantes clínicas reconocidas que difieren según la función residual de la proteína Artemis. Estas variantes reflejan cuánto altera el cambio genético subyacente la reparación del ADN en las células inmunitarias en desarrollo, lo que explica el abanico que va desde la inmunodeficiencia combinada grave (SCID) clásica y de inicio temprano hasta manifestaciones más leves y de inicio tardío. A continuación se describen los tipos de SCID relacionada con DCLRE1C para ayudar a distinguir los signos y la edad al diagnóstico; no todos presentarán todos los tipos. Cuando se habla de los tipos de inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C, a menudo se hace referencia a una de estas formas:

SCID clásica

Los signos comienzan en la primera infancia con infecciones recurrentes y difíciles de erradicar y mala ganancia de peso. Los médicos suelen encontrar linfocitos T muy bajos y linfocitos B que no funcionan bien. Sin tratamiento, las infecciones se agravan con rapidez.

SCID con fuga (leaky)

Los signos empiezan más tarde en la infancia con infecciones frecuentes de oído, senos paranasales o pecho y crecimiento lento. Los análisis muestran linfocitos T reducidos pero no ausentes, y las vacunas pueden no hacer efecto. Con el tiempo pueden aparecer erupciones cutáneas o manifestaciones autoinmunes.

SCID tipo Athabascan

Una variante fundadora observada en algunas comunidades nativas americanas de habla athabasca causa una SCID clásica de inicio temprano. Los bebés desarrollan infecciones graves en los primeros meses de vida. El cribado neonatal precoz ayuda a orientar un tratamiento rápido.

Variantes hipomorfas

Cambios en DCLRE1C con función parcial provocan signos más leves y variables que pueden pasar desapercibidos hasta más adelante. Al principio puedes tener menos infecciones, pero aun así una respuesta deficiente a las vacunas. El equilibrio de manifestaciones puede cambiar con el tiempo.

Forma sensible a radiación

Además de los problemas inmunitarios, las células son inusualmente sensibles a los rayos X y a algunos tipos de quimioterapia. Esto puede influir en las decisiones terapéuticas, incluido el acondicionamiento para el trasplante de progenitores hematopoyéticos. Los equipos de atención suelen usar pautas de intensidad reducida.

Espectro genotipo–fenotipo

Diferentes mutaciones de DCLRE1C se distribuyen a lo largo de un espectro que va de la enfermedad clásica a la con fuga, lo que explica la variedad de manifestaciones. Incluso en familias con la misma variante pueden observarse diferentes grados de gravedad. Conocer la variante ayuda a predecir los tipos de inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C y a personalizar la atención.

¿Sabías?

Algunas personas con variantes en DCLRE1C (ARTEMIS) tienen muy pocas células inmunitarias T y B funcionales, lo que provoca infecciones precoces y graves, escaso crecimiento y candidiasis en la boca o en la zona del pañal. Los cambios que conservan algo de actividad de ARTEMIS pueden causar infecciones más leves y de inicio más tardío, así como reacciones a las vacunas.

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Causas y Factores de Riesgo

La inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C ocurre cuando ambas copias del gen DCLRE1C (Artemis) no funcionan. Por lo general se hereda de dos padres portadores, y rara vez aparece por un cambio nuevo en el gen. Además de la genética, también importan los hábitos diarios. Los factores ambientales y del estilo de vida no causan la enfermedad, pero la prematuridad, las infecciones frecuentes o las vacunas con virus vivos pueden hacer que se manifieste antes y aumenten las complicaciones. Los principales factores de riesgo de la inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C incluyen tener dos padres portadores o antecedentes familiares, y el riesgo es mayor cuando los padres están estrechamente emparentados o comparten un cambio fundador.

Factores de Riesgo Ambientales y Biológicos

La inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C empieza antes del nacimiento, así que la mayor parte del riesgo proviene de la biología presente desde la concepción. No se ha demostrado que exposiciones externas durante el embarazo o el parto aumenten las probabilidades de esta afección específica. Estar expuesto a riesgos en tu cuerpo o en tu entorno no significa que la enfermedad sea inevitable. Esto es lo que dice la evidencia actual sobre los factores ambientales y biológicos relacionados con su aparición.

  • Radiación en dosis altas: Una radiación extremadamente alta en los ovarios o testículos de un progenitor puede aumentar la probabilidad general de cambios nuevos en el ADN en embarazos futuros. No se ha demostrado un vínculo directo con esta afección en personas. Las radiografías médicas usan dosis mucho más bajas que los niveles asociados a estos efectos.

  • Edad de los progenitores: Una edad materna o paterna avanzada no se asocia de forma clara con la inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C. Los estudios hasta la fecha no han encontrado un patrón consistente relacionado con la edad.

  • Enfermedades en el embarazo: Las enfermedades frecuentes del embarazo, como infecciones estacionales o la diabetes gestacional, no han demostrado causar esta afección. Surge por cambios establecidos muy temprano en el desarrollo.

  • Factores del nacimiento: La prematuridad, las complicaciones del parto o el tipo de parto no causan la inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C. Estos factores pueden influir en la salud temprana, pero no determinan si la afección está presente.

  • Toxinas ambientales: La contaminación del aire cotidiana, los productos químicos del hogar o las exposiciones típicas en el trabajo no se han relacionado con un mayor riesgo de esta afección. No hay evidencia de un desencadenante ambiental específico.

Factores de Riesgo Genéticos

Cambios hereditarios en el gen DCLRE1C (Artemis) alteran la reparación del ADN y el ensamblaje de los receptores de linfocitos T y B, lo que impulsa esta afección. Algunos factores de riesgo se heredan a través de nuestros genes. Las causas genéticas de la inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C incluyen tener variantes dañinas en ambas copias de DCLRE1C, a menudo transmitidas de forma silenciosa por padres portadores. El riesgo puede ser mayor en familias con hermanos afectados, con consanguinidad entre los padres o en comunidades con variantes fundadoras conocidas.

  • Mutaciones en DCLRE1C: Cambios dañinos en ambas copias del gen DCLRE1C (Artemis) causan esta afección. Bloquean el paso de unión del ADN necesario para formar los receptores de linfocitos T y B, lo que provoca niveles muy bajos de células T y B mientras que las células NK suelen conservarse. Esta es la causa genética central de la inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C.

  • Patrón autosómico recesivo: La inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C sigue un patrón autosómico recesivo. Un niño se ve afectado solo cuando ambos padres transmiten una copia no funcional del gen DCLRE1C.

  • Padres portadores: Los portadores generalmente no tienen signos y a menudo no saben que portan un cambio en DCLRE1C. Cuando dos portadores conciben, cada embarazo tiene un 25% (1 en 4) de probabilidad de deficiencia de DCLRE1C. Las pruebas de portador pueden identificar a familiares con mayor riesgo hereditario.

  • Variantes hipomórficas: Algunas variantes de DCLRE1C mantienen una función parcial del gen. Esto puede causar una inmunodeficiencia combinada “con fugas” (leaky) o de inicio más tardío en lugar del SCID clásico del recién nacido. Las manifestaciones pueden ser más leves o aparecer más tarde en comparación con la deficiencia típica de DCLRE1C.

  • Defecto en reparación del ADN: DCLRE1C codifica Artemis, una proteína de la vía de reparación del ADN por unión de extremos no homólogos. Su pérdida causa una marcada sensibilidad celular a la radiación ionizante y a ciertos medicamentos que dañan el ADN, lo cual es un rasgo reconocido de esta afección genética.

  • Variantes fundadoras: En algunas comunidades, una variante “fundadora” compartida de DCLRE1C eleva la frecuencia de portadores. Un ejemplo bien documentado ocurre en grupos nativos americanos de habla atabascana con un cambio recurrente en Artemis. En estos grupos, el cribado familiar puede aclarar el riesgo.

  • Consanguinidad parental: Cuando los padres están biológicamente emparentados, es más probable que porten la misma variante de DCLRE1C. Esto aumenta la probabilidad de tener un hijo con inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C.

  • Antecedentes familiares: Haber tenido un hijo previo con SCID o infecciones graves tempranas sin explicación sugiere un mayor riesgo hereditario de deficiencia de DCLRE1C en futuros embarazos. El asesoramiento genético y las pruebas pueden definir el riesgo de recurrencia y opciones como las pruebas prenatales o el diagnóstico genético preimplantacional.

  • Genes modificadores: Variantes en otros genes de reparación del ADN o del desarrollo de linfocitos pueden modificar la gravedad de la deficiencia de DCLRE1C. Personas con el mismo factor de riesgo pueden tener experiencias muy diferentes. Esto ayuda a explicar diferencias en la edad al diagnóstico y en las complicaciones entre familiares.

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Factores de Riesgo del Estilo de Vida

Esta es una enfermedad genética; los hábitos de vida no la causan, pero tus decisiones diarias pueden cambiar la exposición a gérmenes, apoyar el crecimiento e influir en la recuperación tras infecciones o procedimientos. En la práctica, cómo afecta el estilo de vida a la inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de dclre1c se centra en el control de infecciones, la nutrición y el equilibrio energético. Los elementos siguientes se enfocan en rutinas modificables que pueden reducir complicaciones y apoyar los planes de atención.

  • Higiene de manos: Lavarte las manos de forma constante antes de las tomas, después de cambiar pañales y tras salidas reduce el riesgo de infección en la inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de dclre1c. Tener menos infecciones puede significar menos hospitalizaciones e interrupciones del tratamiento.

  • Exposición a multitudes: Evitar espacios interiores concurridos y el contacto cercano con personas enfermas reduce la exposición a cargas virales que tu sistema inmunitario no puede controlar. Usar mascarilla durante visitas esenciales a la consulta puede reducir aún más las infecciones respiratorias.

  • Seguridad alimentaria: Elegir lácteos pasteurizados, carnes y huevos bien cocidos, y productos bien lavados ayuda a prevenir infecciones transmitidas por alimentos. Evitar productos no pasteurizados y probióticos con cultivos vivos reduce el riesgo de infecciones invasivas por organismos que suelen ser inocuos para otros.

  • Apoyo nutricional: Aportar calorías y proteínas suficientes ayuda a mantener el crecimiento y favorece la recuperación tras los procedimientos. Una ingesta insuficiente puede empeorar el cansancio y aumentar la vulnerabilidad durante las infecciones.

  • Elecciones sobre leche materna: Habla con tu equipo de atención sobre las opciones de leche materna y fórmula para equilibrar la nutrición con riesgos de infección como CMV en la leche no pasteurizada. Seguir su plan favorece el crecimiento mientras limita exposiciones evitables.

  • Rutinas de limpieza en casa: La desinfección regular de superficies de alto contacto y la preparación segura de biberones y equipos de alimentación reducen la transmisión de patógenos. La esterilización meticulosa de los biberones disminuye las infecciones gastrointestinales.

  • Actividad física: El movimiento suave en casa mantiene la fuerza muscular y la función pulmonar sin entornos de alta exposición como gimnasios públicos. Los deportes de alto contacto o con equipamiento compartido deben posponerse hasta que el equipo de atención confirme una recuperación inmunitaria adecuada.

  • Sueño y descanso: Un sueño predecible favorece la recuperación tras infecciones y procedimientos y ayuda a regular la energía para la alimentación y el crecimiento. Los cuidadores bien descansados pueden mantener mejor las rutinas de control de infecciones.

  • Normas en días de enfermedad: Mantener separados a los convivientes con síntomas, reforzar la limpieza y retrasar el contacto cercano reduce la transmisión en el hogar. Planes claros para los días de enfermedad pueden prevenir infecciones en cascada en el paciente.

  • Elecciones de viaje: Limitar los viajes no esenciales, especialmente durante los picos de virus respiratorios, reduce el riesgo de exposición. Si viajar es necesario, planificar alimentos seguros, uso de mascarilla e higiene de manos puede mitigar los factores de riesgo relacionados con el estilo de vida en la inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de dclre1c.

Prevención de Riesgos

La inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C es hereditaria, así que no puedes prevenir la enfermedad en sí, pero sí puedes reducir el riesgo de infecciones y complicaciones. Actuar pronto —idealmente justo después del cribado neonatal— ofrece la mejor protección mientras se planifican los tratamientos a largo plazo. Algunas medidas preventivas son universales y otras se adaptan a personas con riesgos específicos. Para muchos, esto puede implicar control estricto de infecciones, elección cuidadosa de vacunas y derivación oportuna a opciones curativas como el trasplante de células madre.

  • Cribado neonatal: Si el cribado neonatal sugiere SCID, confirma rápido y comienza de inmediato las precauciones frente a infecciones. Actuar temprano reduce complicaciones mientras se organiza el plan de tratamiento.

  • Trasplante precoz: La derivación temprana a un centro de trasplante puede salvar vidas. Trasplantar antes de infecciones graves suele conducir a mejores resultados.

  • Precauciones de infección: Lávate las manos de forma estricta, usa mascarilla en entornos de alto riesgo y evita espacios interiores concurridos durante brotes. Limita el contacto con personas enfermas.

  • Vacunas en el hogar: Asegura que familiares y contactos cercanos estén al día con vacunas no vivas para crear un círculo de protección. Si alguien en casa recibe una vacuna viva, pide a tu equipo que te indique precauciones temporales de contacto.

  • Evita vacunas vivas: Las personas con SCID no deben recibir vacunas vivas como triple vírica (MMR), varicela, rotavirus o la vacuna antigripal intranasal. Se pueden administrar vacunas inactivadas a los contactos para reducir el riesgo de exposición.

  • Terapia con inmunoglobulina: Las infusiones regulares de anticuerpos pueden ayudar a prevenir infecciones graves. Tu equipo te orientará sobre el momento y la dosis.

  • Profilaxis antibiótica: Los antibióticos preventivos diarios pueden proteger frente a infecciones específicas como Pneumocystis. Tu médico también puede añadir antivirales o antifúngicos según el riesgo.

  • Precauciones frente a CMV: Usa hemoderivados CMV negativos e irradiados si se necesitan transfusiones. Habla sobre el cribado de CMV en la leche materna o el uso de leche donada pasteurizada para reducir el riesgo en lactantes.

  • Protección frente a VRS: La protección estacional con anticuerpos monoclonales (como nirsevimab o palivizumab) puede reducir la enfermedad grave por VRS. Pregunta cuándo empieza la temporada en tu zona.

  • Apoyo nutricional: Una buena nutrición favorece el crecimiento y la recuperación inmunitaria. Trabaja con tu equipo para manejar problemas de alimentación y prevenir la deshidratación durante enfermedades.

  • Detección precoz de signos: Reconocer signos precoces de inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C —como muguet persistente, escaso aumento de peso o infecciones graves repetidas— puede promover atención urgente. Responder rápido ayuda a prevenir complicaciones.

  • Viajes y exposiciones: Retrasa viajes no esenciales y evita entornos de alto riesgo como granjas, granjas-escuela o multitudes en interiores mal ventilados. Si el viaje es imprescindible, planifica mascarilla, higiene y acceso médico por adelantado.

  • Cuidado del catéter central: Si se coloca un catéter central, usa técnica estéril en cada acceso. Vigila enrojecimiento, dolor o fiebre y busca atención de inmediato.

  • Plan de emergencia: Ante el primer signo de fiebre o dificultad respiratoria, busca atención urgente e informa al personal sobre SCID. Lleva contigo una carta de emergencia y una lista de medicamentos.

  • Asesoramiento genético: Las pruebas familiares pueden identificar portadores y hermanos afectados de forma temprana. Opciones como pruebas prenatales o FIV con análisis de embriones pueden reducir la probabilidad de tener otro hijo afectado.

Qué tan efectiva es la prevención?

La inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C es una enfermedad genética, por lo que la prevención verdadera de la propia enfermedad no es posible después de la concepción. La prevención se centra en evitar complicaciones y detectar problemas de forma precoz. El cribado neonatal, el aislamiento protector inmediato y el trasplante temprano de células madre hematopoyéticas pueden prevenir infecciones potencialmente mortales y mejorar mucho la supervivencia, especialmente si se realizan en los primeros meses de vida. Debes evitar la vacunación con vacunas vivas, y un control riguroso de las infecciones junto con profilaxis antimicrobiana reduce el riesgo, pero no sustituye al trasplante curativo.

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Transmisión

La inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C es una enfermedad genética, no una infección, así que no se puede contagiar ni transmitir entre personas. Ocurre cuando un niño hereda dos copias no funcionales del gen DCLRE1C, una de cada progenitor: es un patrón autosómico recesivo. Los padres que tienen cada uno una copia alterada suelen ser portadores sanos; cuando ambos son portadores, en cada embarazo hay un 25% de probabilidad de que el niño tenga la enfermedad, un 50% de probabilidad de que sea portador y un 25% de probabilidad de que no lo sea. El asesoramiento genético puede explicarte cómo se hereda la inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C en tu familia y hablar sobre la transmisión genética de la inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C.

Cuándo hacerse pruebas genéticas

Considera realizar un estudio genético si un recién nacido presenta infecciones graves recurrentes, recuentos bajos de linfocitos, no supera la prueba neonatal de SCID, o si hay antecedentes familiares de muertes infantiles tempranas o variantes conocidas en DCLRE1C. Haz la prueba antes del trasplante de células madre hematopoyéticas para orientar el acondicionamiento. Las pruebas de portador o prenatales son razonables para los familiares en riesgo.

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Diagnóstico

La inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C suele sospecharse en los primeros meses de vida cuando aparecen infecciones graves o repetidas, o cuando el cribado neonatal detecta linfocitos T bajos. Los médicos confirman el diagnóstico con análisis de sangre inmunológicos y pruebas de ADN que buscan cambios en el gen DCLRE1C. El diagnóstico genético de la inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C se establece al identificar una variante dañina que explica los hallazgos inmunológicos. Un diagnóstico precoz y preciso puede ayudarte a planificar con seguridad.

  • Cribado neonatal: Muchas regiones criban a los recién nacidos para SCID usando la prueba TREC. TRECs bajos o ausentes sugieren linfocitos T muy bajos y activan un seguimiento urgente.

  • Manifestaciones clínicas: Infecciones graves y frecuentes, escasa ganancia de peso y muguet persistente en los primeros meses de vida hacen sospechar SCID. Los médicos también buscan reacciones a las vacunas vivas.

  • Recuento de células inmunes: Un análisis de sangre mide linfocitos T, B y NK. En SCID relacionado con DCLRE1C, las células T y B están muy bajas mientras que las NK pueden estar presentes.

  • Pruebas de función inmune: Los laboratorios evalúan las respuestas de las células T a la estimulación y los niveles de anticuerpos. Respuestas deficientes respaldan el diagnóstico de SCID.

  • Pruebas genéticas: La secuenciación del gen DCLRE1C busca cambios dañinos. Se puede añadir la búsqueda de deleciones o duplicaciones para detectar fragmentos grandes faltantes o extra.

  • Prueba de radiosensibilidad: Las células pueden ser inusualmente sensibles a la radiación debido a un problema de reparación del ADN. Este patrón puede apoyar la deficiencia de DCLRE1C cuando los resultados genéticos no son concluyentes.

  • Antecedentes familiares: Una historia familiar y de salud detallada puede ayudar a relacionar muertes tempranas en la infancia o infecciones repetidas entre familiares. También orienta las pruebas y el asesoramiento.

  • Opciones prenatales: Si se conoce una variante familiar en DCLRE1C, la biopsia de vellosidades coriónicas o la amniocentesis pueden estudiar el embarazo. El diagnóstico genético preimplantacional puede comentarse con un equipo de genética.

  • Derivación a especialistas: En algunos casos, la derivación a especialistas es el siguiente paso lógico. Los equipos de inmunología y genética coordinan las pruebas confirmatorias y la planificación urgente del tratamiento.

Etapas de Inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C

La inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C no tiene etapas de progresión definidas. Suele aparecer en los primeros meses de vida, y su evolución depende de cuánto esté limitado tu sistema inmunitario y de las infecciones que tengas, más que de un empeoramiento paso a paso. Un diagnóstico precoz y preciso te ayuda a planificar con tranquilidad. Los médicos confirman el diagnóstico con el cribado neonatal o con recuentos y pruebas de función de células inmunitarias, luego con pruebas genéticas para DCLRE1C; los profesionales también siguen de cerca las infecciones, el crecimiento y los resultados de laboratorio a lo largo del tiempo, especialmente cuando los signos iniciales de inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C generan preocupación.

¿Sabías sobre las pruebas genéticas?

¿Sabías que las pruebas genéticas pueden detectar de forma precoz la inmunodeficiencia combinada grave (SCID) relacionada con DCLRE1C, a veces incluso antes de que comiencen las infecciones? Encontrar el cambio genético exacto ayuda a los médicos a adaptar el tratamiento, ya sea con medidas de protección para evitar gérmenes, un calendario preciso para el trasplante de células madre o valorar la terapia génica en centros especializados. Las pruebas también ofrecen a las familias información clara para el cribado del recién nacido, las pruebas de portadores y la planificación de futuros embarazos.

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Perspectivas y Pronóstico

Vivir con inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de dclre1c (a menudo llamada ARTEMIS-SCID) significa que las infecciones pueden volverse graves con rapidez, y la vida diaria antes del tratamiento suele girar en torno a evitar los gérmenes y gestionar las visitas al hospital. Aunque puede resultar abrumador, los tratamientos eficaces han mejorado mucho la supervivencia en las últimas décadas. Muchas personas preguntan: “¿Qué significa esto para mi futuro?”, y la respuesta depende del momento del diagnóstico, del acceso a atención especializada y del tratamiento que se utilice.

Los médicos llaman a esto el pronóstico, una palabra médica que describe los desenlaces probables. Sin tratamiento, ARTEMIS-SCID pone en peligro la vida en la primera infancia o en la niñez temprana porque el sistema inmunitario no puede combatir las infecciones. Con un diagnóstico precoz y medidas de protección, los lactantes pueden mantenerse más estables mientras se preparan para un abordaje curativo. La terapia con más evidencia es el trasplante de células madre hematopoyéticas (trasplante de médula ósea). Cuando se realiza pronto —idealmente en los primeros meses de vida y antes de infecciones graves—, la supervivencia a largo plazo supera con frecuencia el 80–90% en centros con experiencia, aunque persisten riesgos como infecciones, enfermedad de injerto contra huésped y efectos tardíos.

Con el tiempo, la mayoría de las personas que reciben un trasplante exitoso pueden asistir a la escuela, socializar y recibir las vacunas de rutina según lo aconseje su equipo, aunque algunas pueden necesitar apoyo inmunitario continuo o revacunación. Un subgrupo, especialmente quienes tuvieron infecciones antes del trasplante o efectos secundarios del acondicionamiento, puede presentar problemas de crecimiento, audición, dentición o endocrinos y necesitar seguimiento a largo plazo. La terapia génica para ARTEMIS-SCID está en desarrollo; los primeros estudios sugieren que puede restaurar la función inmunitaria, pero su disponibilidad es limitada y es esencial la vigilancia de seguridad a largo plazo. El pronóstico no es igual para todos, pero con atención coordinada en un centro de inmunología, prevención de infecciones y un trasplante temprano o terapia génica, muchos niños llegan a la edad adulta con buena calidad de vida. Habla con tu médico sobre cuál podría ser tu pronóstico personal, incluidos los signos precoces de inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de dclre1c, el mejor momento para el trasplante y qué esperar durante la recuperación.

Efectos a Largo Plazo

Para muchas personas que viven con inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de dclre1c, la evolución a largo plazo depende en gran medida de lo pronto que se haga un tratamiento curativo, como un trasplante de células madre. Los efectos a largo plazo varían mucho, pero un tratamiento precoz suele reducir el riesgo de complicaciones permanentes. Sin tratamiento, las infecciones graves pueden ser potencialmente mortales durante el primer año de vida. Muchas familias primero notan lo que la gente llama signos precoces de inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de dclre1c como infecciones repetidas y graves en los primeros meses de vida.

  • Esperanza de vida: Sin tratamiento curativo, la supervivencia suele limitarse a la primera infancia. Con un trasplante precoz de células madre, muchos llegan a la edad adulta y llevan una vida activa.

  • Enfermedad pulmonar crónica: Las infecciones torácicas repetidas pueden dejar cicatrices en las vías respiratorias y reducir la función pulmonar. Esto puede manifestarse como tos, sibilancias o agotarte antes al jugar o hacer ejercicio.

  • Brechas inmunitarias persistentes: Algunas personas tienen una recuperación incompleta de los linfocitos B tras el trasplante. Esto puede implicar respuestas más débiles a las vacunas y necesidad de apoyo continuo con anticuerpos.

  • Susceptibilidad viral: Las infecciones virales difíciles de eliminar (como CMV o EBV) pueden causar problemas graves con el tiempo. Un trasplante exitoso reduce este riesgo, pero no lo elimina por completo.

  • Riesgo de autoinmunidad: El desequilibrio del sistema inmunitario puede causar problemas como recuentos bajos de células sanguíneas o trastornos tiroideos. Estos pueden aparecer años después del tratamiento inicial.

  • Riesgo de cáncer: Existe un mayor riesgo de por vida de ciertos cánceres hematológicos, especialmente linfomas. El riesgo se relaciona con el defecto inmunitario de base y las infecciones virales crónicas.

  • Efectos relacionados con el tratamiento: Las personas con inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de dclre1c son muy sensibles a la radiación y a algunos quimioterápicos. Esta sensibilidad puede aumentar el daño tisular a largo plazo por los tratamientos estándar.

  • Enfermedad injerto contra huésped: Tras el trasplante, la EICH crónica puede afectar la piel, el intestino, los ojos o el hígado. En algunos, esto se convierte en un problema a largo plazo con brotes y periodos de calma.

  • Crecimiento y desarrollo: La enfermedad grave en etapas tempranas puede enlentecer el crecimiento y la ganancia de peso. Con una curación precoz, muchos muestran un crecimiento de recuperación, aunque pueden persistir algunos efectos en el aprendizaje o el desarrollo.

  • Consideraciones de fertilidad: La quimioterapia usada para el acondicionamiento del trasplante puede afectar la fertilidad más adelante en la vida. El grado de riesgo varía según los medicamentos y las dosis empleadas.

Cómo es vivir con Inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C

Vivir con inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C suele significar protegerte con mucho cuidado de los gérmenes que la mayoría de las personas no considera importantes, porque incluso infecciones leves pueden volverse graves. Tu día a día gira en torno a prevenir infecciones: higiene de manos meticulosa, evitar espacios cerrados y concurridos durante brotes, mantener al día las visitas con especialistas y, para muchos, tratamientos protectores como la sustitución de inmunoglobulinas o el periodo alrededor del trasplante de células madre. La familia y los amigos cercanos forman parte de tu red de seguridad, ajustando sus propios hábitos: vacunándose cuando corresponde, evitando visitarte si están enfermos y ayudando a organizar las citas en la clínica y las medidas en casa. A veces esto puede resultar aislante, pero con planificación, comunicación clara y apoyo del equipo de atención y de la comunidad, muchos encuentran un ritmo estable que permite continuar con la escuela, el trabajo y las relaciones con confianza.

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Tratamiento y Medicamentos

La inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C se trata con urgencia para prevenir infecciones y reconstruir el sistema inmunitario, y la atención suele empezar en un hospital especializado en inmunodeficiencias primarias. Los planes de tratamiento suelen combinar varias estrategias: prevención estricta de infecciones (aislamiento protector cuando sea necesario, antimicrobianos y vacunas inactivadas al día para los convivientes), sustitución de anticuerpos faltantes con tratamiento con inmunoglobulinas y tratamiento rápido de cualquier infección. La única opción curativa para la mayoría es un trasplante de células madre hematopoyéticas (trasplante de médula ósea), idealmente de un donante bien compatible; los médicos preparan con cuidado el plan de trasplante para limitar la exposición a quimioterapia porque esta afección hace que las células sean más sensibles a tratamientos que dañan el ADN. En casos seleccionados y en ensayos clínicos, se puede considerar la terapia génica o enfoques de trasplante de intensidad reducida, y los cuidados de apoyo pueden marcar una diferencia real en cómo te sientes en el día a día. Pregunta a tu médico por el mejor punto de partida para ti y cómo los signos precoces de inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C, como infecciones frecuentes o crecimiento deficiente, influyen en el momento de iniciar los tratamientos.

Tratamiento No Farmacológico

En el día a día, las familias se enfocan en prevenir infecciones y mantener el crecimiento en buen rumbo mientras se reconstruye el sistema inmunitario. La atención incluye procedimientos que pueden restaurar la inmunidad y medidas prácticas en casa y en el hospital. Los tratamientos no farmacológicos suelen sentar las bases para rutinas diarias más seguras antes, durante y después de las terapias principales. La inmunodeficiencia combinada grave debida a deficiencia de dclre1c suele requerir una planificación coordinada con un centro especializado.

  • Trasplante de células madre: Un trasplante de células madre hematopoyéticas puede reconstruir el sistema inmunitario y se considera el tratamiento definitivo. Los trasplantes precoces, idealmente antes de infecciones graves, se asocian con mejores resultados.

  • Terapia génica: Algunos centros ofrecen terapia génica usando las propias células formadoras de sangre de la persona modificadas fuera del cuerpo. Puede estar disponible a través de ensayos clínicos y requiere un estrecho seguimiento de la seguridad y la eficacia.

  • Precauciones frente a infecciones: Las medidas protectoras incluyen higiene de manos estricta, mascarillas en entornos concurridos o de alto riesgo y limitar la exposición a personas enfermas. Las estancias hospitalarias pueden incluir habitaciones de aislamiento protector para reducir el riesgo de infección.

  • Hemoderivados seguros: Si se requieren transfusiones, la sangre debe ser irradiada, CMV-negativa y reducida en leucocitos para disminuir complicaciones. Lleva una nota por escrito para que cualquier clínica o equipo de urgencias use los productos correctos.

  • Vacunas en el hogar: La familia y los contactos cercanos deben tener al día las vacunas recomendadas para crear un “capullo” protector. Las personas con inmunodeficiencia combinada grave debida a deficiencia de dclre1c deben evitar las vacunas vivas hasta que se restablezca el sistema inmunitario.

  • Nutrición y crecimiento: Un plan de alimentación a medida favorece el crecimiento y reduce el riesgo de infecciones por alimentos y agua. Los dietistas pueden ayudarte con opciones hipercalóricas y manejo seguro de fórmulas cuando se indique.

  • Apoyo al desarrollo: La fisioterapia y la terapia ocupacional pueden mantener la fuerza, la coordinación y las habilidades en buen rumbo durante los periodos de aislamiento. Los planes de juego y aprendizaje se pueden adaptar a entornos con baja carga de gérmenes.

  • Apoyo a la salud mental: La psicoterapia y los grupos de apoyo de pares pueden aliviar el estrés tanto en las familias como en los niños. Compartir el camino con otros puede reducir la sensación de aislamiento y mejorar el afrontamiento.

  • Entorno en casa: Mantén las superficies limpias, reduce el polvo y cambia los filtros de aire con regularidad; un purificador HEPA puede ayudar en espacios compartidos. Evita exposiciones de alto riesgo como agua estancada, moho y areneros para gatos.

  • Educación y planificación: Crea un plan de acción para fiebre, erupciones o cambios respiratorios y ten claro cuándo buscar atención urgente. Aprende los signos precoces de la inmunodeficiencia combinada grave debida a deficiencia de dclre1c y ten a mano una carta de emergencia del equipo especialista.

¿Sabías que los medicamentos están influenciados por los genes?

Piensa en los medicamentos del tratamiento como llaves y en tus genes como la cerradura; un pequeño cambio en la cerradura puede hacer que la llave gire de forma diferente. En la inmunodeficiencia combinada grave relacionada con DCLRE1C (SCID), la genética puede influir en la elección y la dosis de los fármacos, especialmente para el acondicionamiento y la prevención de infecciones.

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Tratamientos Farmacológicos

Los medicamentos buscan prevenir y controlar infecciones, reemplazar anticuerpos que faltan y preparar el camino para tratamientos curativos como el trasplante de células madre. La medicación suele ser solo una parte del plan, junto con hábitos estrictos de control de infecciones y evitar las vacunas con virus vivos. Los signos precoces de inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de dclre1c pueden aparecer en los primeros meses de vida, por lo que el tratamiento con fármacos suele comenzar pronto y continuar hasta el trasplante. Los planes de tratamiento se personalizan y a menudo cambian a medida que el sistema inmunitario se recupera tras el trasplante.

  • Sustitución de inmunoglobulinas: IVIG o SCIG aportan anticuerpos protectores cuando el organismo no puede producir suficientes. Esto reduce el riesgo de infecciones graves de pulmón, oído y sangre en personas con inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de dclre1c. Los efectos secundarios, si aparecen, a menudo se reducen al ralentizar la infusión o premedicar.

  • Prevención de PJP: Trimetoprim-sulfametoxazol ayuda a prevenir la neumonía por Pneumocystis, una infección pulmonar potencialmente mortal. Si no se toleran los medicamentos con sulfas, se puede usar atovacuona o dapsona como alternativa.

  • Profilaxis antifúngica: Fluconazol o itraconazol se administran a menudo para prevenir infecciones por levaduras y mohos. La dosis y la duración dependen de la edad, la función hepática y el momento del trasplante.

  • Profilaxis antiviral: Aciclovir puede usarse para prevenir virus de la familia del herpes; valganciclovir se considera en entornos de alto riesgo para CMV bajo la supervisión de un especialista. Durante el tratamiento se controlan periódicamente el hemograma y la función renal.

  • Prevención de VRS: Palivizumab (inyecciones mensuales) o nirsevimab (dosis única estacional) pueden proteger a los lactantes durante la temporada de VRS. Esto es especialmente importante en bebés con inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de dclre1c para reducir hospitalizaciones por infecciones pulmonares graves.

  • Antibióticos de urgencia: Ante el primer signo de fiebre o sospecha de sepsis, los médicos inician antibióticos intravenosos de amplio espectro como cefepime o piperacilina–tazobactam. El tratamiento rápido continúa hasta que los cultivos y pruebas aclaran el origen.

  • Condicionamiento de intensidad reducida: Antes del trasplante de células madre, a menudo se eligen pautas a dosis más bajas con fármacos como fludarabina y busulfán cuidadosamente monitorizado para la inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de dclre1c. La dosificación puede aumentarse o reducirse gradualmente según la edad, la función de los órganos y el riesgo de infección.

Influencias Genéticas

Los cambios en ambas copias del gen DCLRE1C (a menudo llamado Artemis) interfieren con los pasos de reparación del ADN que las células inmunitarias necesitan para desarrollarse, lo que causa el fallo del sistema inmunitario en la inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C. Esta enfermedad se hereda de forma autosómica recesiva: los padres suelen ser portadores sanos y, en cada embarazo, hay un 25% de probabilidad de tener un hijo afectado, un 50% de probabilidad de que el hijo sea portador y un 25% de probabilidad de que el hijo no herede ninguno de los cambios. Diferentes variantes de DCLRE1C pueden dar lugar a distintos niveles de función inmunitaria, desde la inmunodeficiencia combinada grave clásica y de inicio temprano hasta formas “con fuga” (leaky) con cierta protección; por eso la gravedad puede variar incluso dentro de la misma familia. Como DCLRE1C ayuda a reparar roturas del ADN, las personas con esta forma genética son especialmente sensibles a la radiación y a ciertos fármacos de quimioterapia, y esta información orienta la planificación del trasplante y otros tratamientos. Las pruebas de ADN a veces pueden identificar estos cambios. Conocer el cambio genético exacto también puede aclarar los signos precoces de la inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C y ayudarte a decidir sobre las pruebas en los hermanos o la planificación de futuros embarazos.

Cómo los genes pueden causar enfermedades

Los seres humanos tienen más de 20 000 genes, y cada uno realiza una o algunas funciones específicas en el cuerpo. Un gen le indica al cuerpo cómo digerir la lactosa de la leche, otro le dice cómo construir huesos fuertes y otro evita que las células comiencen a multiplicarse sin control y se conviertan en cáncer. Como todos estos genes juntos son las instrucciones de construcción de nuestro cuerpo, un defecto en uno de ellos puede tener consecuencias graves para la salud.

A través de décadas de investigación genética, conocemos el código genético de cualquier gen humano sano/funcional. También hemos identificado que, en ciertas posiciones de un gen, algunas personas pueden tener una letra genética diferente a la suya. A estos puntos críticos los llamamos “variaciones genéticas” o simplemente “variantes”. En muchos casos, los estudios han demostrado que tener la letra genética “G” en una posición específica es saludable, mientras que tener la letra “A” en la misma posición interrumpe la función del gen y causa una enfermedad. Genopedia le permite ver estas variantes en los genes y resume todo lo que sabemos de la investigación científica sobre qué letras genéticas (genotipos) tienen consecuencias buenas o malas para su salud o sus rasgos.

Farmacogenética - cómo la genética influye en los medicamentos

Debido a que esta afección afecta a un gen necesario para la reparación del ADN, algunos tratamientos requieren un manejo especial para evitar daños adicionales. Las personas con inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C son excepcionalmente sensibles a la radiación y a los fármacos de quimioterapia que dañan el ADN, por lo que el “acondicionamiento” previo al trasplante suele ser más suave y se ajusta con cuidado. Los médicos pueden usar tu información genética para decidir qué medicamentos usar y en qué dosis, con el objetivo de prepararte para un trasplante de células madre reduciendo el riesgo de efectos secundarios graves. En la práctica, los equipos suelen evitar la radiación, elegir pautas de fármacos de menor intensidad y controlar de cerca los niveles de los medicamentos durante un trasplante de células madre hematopoyéticas. La mayoría de los tratamientos de apoyo —como antibióticos, antivirales, antifúngicos e inmunoglobulina— pueden seguir usándose según sea necesario, mientras que las vacunas vivas se evitan hasta que el sistema inmunitario se haya recuperado. Si se consideran otras terapias, las pruebas farmacogenéticas pueden ayudar a detectar diferencias genéticas frecuentes que afectan cómo procesas un fármaco, lo que permite ajustar aún más los medicamentos usados para tratar la inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C.

Interacciones con otras enfermedades

Las personas con inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C son extremadamente vulnerables a las infecciones, por lo que incluso enfermedades habituales en otros —como el VRS, el rotavirus o la varicela— pueden volverse graves y prolongadas. Como los signos precoces de la inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C pueden parecerse a resfriados frecuentes, al principio pueden pasarse por alto coinfecciones, y las vacunas vivas (como la del rotavirus o, en algunos países, la BCG frente a la tuberculosis) pueden causar enfermedad en lugar de protección. Las transfusiones de sangre deben prepararse de forma especial; los hemoderivados no irradiados pueden desencadenar una reacción peligrosa llamada enfermedad injerto contra huésped asociada a transfusión. Los riesgos de cáncer y sus tratamientos también interactúan con esta afección: el problema de reparación del ADN detrás de la deficiencia de DCLRE1C hace que las personas sean inusualmente sensibles a la radiación y a ciertos medicamentos de quimioterapia, por lo que las dosis estándar pueden causar efectos secundarios graves y a menudo necesitan ajustes. Una afección puede “exacerbar” (empeorar) los signos de otra, de modo que una enfermedad pulmonar crónica por infecciones previas, desnutrición o infecciones víricas persistentes como citomegalovirus puede sobrecargar aún más el sistema inmunitario y ralentizar la recuperación. Habla con tu médico sobre cómo tus afecciones pueden influirse entre sí.

Condiciones Especiales de Vida

La vida diaria con inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C puede verse diferente en distintas etapas. En la lactancia y la primera infancia, incluso infecciones leves pueden volverse graves, por lo que las familias suelen evitar las guarderías con muchos niños, posponer las vacunas que usan virus vivos y actuar rápido ante cualquier fiebre. En edad escolar, los niños pueden asistir a clases con planes de prevención de infecciones, como comprobar la vacunación de los compañeros, higiene de manos y evaluación rápida de tos o erupciones; con la atención adecuada, muchas personas siguen participando en el aprendizaje y el juego de formas más seguras. En adolescentes y adultos, las decisiones sobre deporte y viajes suelen depender del riesgo de exposición y del estado inmunitario actual tras tratamientos como el trasplante de células madre; los deportes de contacto pueden posponerse cuando hay recuentos bajos de células sanguíneas, y los planes de viaje pueden incluir mascarillas, medicamentos y acceso a atención médica.

El embarazo requiere una coordinación estrecha entre obstetricia, inmunología y equipos de enfermedades infecciosas; ciertas vacunas y antibióticos preventivos pueden ajustarse, y la planificación del parto incluye minimizar los riesgos de infección tanto para el progenitor como para el bebé. Los adultos mayores que viven con efectos a largo plazo o complicaciones tardías pueden afrontar desafíos añadidos por otras afecciones de salud, por lo que la vigilancia de problemas crónicos pulmonares, hepáticos o nutricionales se vuelve más importante. Tus seres queridos pueden notar la necesidad de planificar más las reuniones y el cuidado de los niños, y el apoyo de la familia puede facilitar la prevención de infecciones en el día a día sin aislar a la persona. No todos viven los cambios de la misma manera, así que los planes individuales basados en la función inmunitaria actual, los tratamientos recibidos y los riesgos de infección locales son los que mejor funcionan.

Historia

A lo largo de la historia, se han descrito lactantes que parecían sanos al nacer pero empezaban a encadenar infecciones una tras otra. Un simple resfriado derivaba en neumonía. La candidiasis persistía. Las fiebres volvían una y otra vez. Para las familias, era como si el bebé no lograra superar enfermedades de las que otros se recuperaban con facilidad. Hoy sabemos que algunas de estas historias encajan con la inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C, una forma de SCID que impide que el sistema inmunitario forme linfocitos T y B eficaces.

Desde las primeras teorías hasta la investigación actual, la historia de la inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C refleja un progreso constante. A mediados del siglo XX se publicaron los primeros informes de enfermedades tipo “niño burbuja”, cuando los niños necesitaban una protección extrema para evitar los gérmenes. Esas primeras descripciones agruparon muchas causas bajo el paraguas de SCID. A medida que mejoraron las pruebas inmunológicas, los médicos vieron que SCID no era una sola entidad, sino una familia de trastornos.

En la década de 1990 y los primeros años 2000, los avances en genética aclararon por qué algunos niños tenían SCID incluso cuando los genes más frecuentes eran normales. Los investigadores identificaron cambios en un gen ahora llamado DCLRE1C, que produce una proteína (Artemis) que ayuda a reparar el ADN durante el desarrollo de las células inmunitarias. Cuando esta reparación falla, los linfocitos T y B no pueden madurar correctamente. Esto situó la deficiencia de DCLRE1C entre las formas de SCID por “recombinación V(D)J”, junto con otros pocos genes que afectan la misma vía.

Antes considerada rara, hoy reconocida como una de las causas genéticas importantes de SCID en regiones donde ciertas variantes son más comunes, la deficiencia de DCLRE1C también ayudó a explicar por qué algunos niños desarrollaban problemas tras recibir vacunas vivas o por qué las radiografías mostraban una sensibilidad inusual a la radiación. Los clínicos aprendieron que las manifestaciones podían variar: algunos bebés enfermaban en los primeros meses de vida, mientras que otros con formas “con fuga” o parciales se diagnosticaban más tarde en la infancia.

El cribado poblacional cambió los tiempos. En las últimas décadas, muchos países introdujeron el cribado neonatal de SCID usando un marcador que refleja la producción de nuevos linfocitos T. Esto permitió detectar antes la inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de DCLRE1C —a menudo antes de infecciones graves— y abrió la puerta a tratamientos oportunos como el trasplante de médula ósea. El diagnóstico precoz también orientó decisiones más seguras sobre vacunas y prevención de infecciones.

Los estudios actuales se apoyan en una larga tradición de observación para afinar la mejor forma de tratar y controlar a las personas con deficiencia de DCLRE1C. Se adaptaron los regímenes de acondicionamiento para el trasplante con el fin de reducir las exposiciones que dañan el ADN, y se han explorado enfoques de terapia génica en ensayos clínicos. Han cambiado los conocimientos, pero el objetivo central sigue siendo el mismo: identificar pronto a los lactantes afectados, prevenir infecciones y restaurar una función inmunitaria duradera.

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